El poema es recitado en una de las escenas de la película "Interestelar"
No entres dócil en esa
buena noche,
la madurez debería
arder
y sentir ira al finalizar
el día;
ira, ira contra la muerte
de la luz.
Aunque los sabios, al
concluir su tiempo,
sepan que la oscuridad es
justa,
porque sus palabras no
bifurcaron el relámpago,
no entran dóciles en esa
buena noche.
Los hombres buenos, los
últimos en pasar,
lamentando cuan
brillantes
sus frágiles obras
habrían bailado
en una bahía verde,
sienten ira, ira contra
la muerte de la luz.
Los hombres salvajes que
detuvieron
y cantaron al sol
en el aire,
y aprendieron, demasiado
tarde,
mortificándose en su
andar,
no entran dóciles en esa
buena noche.
Los hombres graves, cerca
de la muerte,
que observan con la vista
borrosa
que los ojos ciegos
podrían quemarse
como meteoros y ser
alegres,
sienten ira, ira contra
la muerte de la luz.
Y tú, mi padre, desde las
tristes alturas,
maldice, bendíceme con
tus fieras lágrimas, ruego.
No entres dócil en esa
buena noche.
Siente ira, ira contra la
muerte de la luz.
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