Fuente: Universidad de Tacna, Perú
Recuerdo con placer la noche
aquella.
Quiso ir al baile mi gentil
amada,
y al ceder yo, que no le
niego nada,
sus galas más hermosas se
puso ella.
Nunca en verdad, me pareció
más bella.
Con su elegante túnica
escotada
un ser ideal me parecía...
una hada
venida al mundo desde alguna
estrella...
Ebrio de luz, como una
mariposa,
besé sus hombros -de
impalpable armiño-
y ella se echó en mis brazos
temblorosa...
-"¿Y el baile?"
-pregúntele con cariño-
y ella me dijo con su voz de
diosa:
-Iré otra vez... Desátame el
corpiño..."
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