-Lo que es el maestro,
es más que lo que enseña.
Fue gracias a un artículo del extinto Washington Delgado
que me interesé por la Gramática. Tenía 16 años cuando leí dicho texto. Antes,
había sido como todos mis compañeros de salón, sensato: «¿de qué me serviría en la vida real conocer los
componentes de la oración compuesta, los grados del adjetivo, los aspectos del
verbo, etc.»
A pesar de que las interrogantes permanecían, nada pudo con
mi curiosidad e interés en esos temas. Tanto fue así que dejé la carrera de
Periodismo (ya iba en el tercer ciclo) y me dirigí, casi sin dinero, pero con muchas
ilusiones, hacia la ciudad de Arequipa a dar rienda suelta a mi nueva
«vocación». Estudié un poco, postulé, ingresé y, al cabo de cinco años y medio (gracias
a las inmemoriales huelgas de docentes universitarios que me retrasaron medio
año) terminé una carrera de Literatura y Lingüística de la cual al día de hoy
no me arrepiento y es la que me da el pan de cada día.
Todo gracias al maestro Delgado, poeta cuyas poesías no he
leído y ante cuya memoria me comprometo a leer apenas me sea posible.
Años después, estoy aquí, en el campo de batalla, con
libros, alumnos y colegas de todo tipo; con un par de carreras a cuestas; con
un día a día lleno de sorpresas; con algo de conocimientos gracias a las
lecturas y experiencias; con muchísimo por saber aún.
Este pequeño sitio es para compartir lo que tiene que ver
con el arduo trabajo del profesor, personaje crucial y necesario en toda
sociedad, pero a la vez tan incomprendido y maltratado por los mismos que le
deben su instrucción.
Mi formación académica hará que me centre en el tema que,
en diferentes latitudes puede conocerse como Gramática, Lenguaje, Legua o
Comunicación. No obstante ello, todo lo relativo al maestro tiene cabida aquí.
Comentarios
Publicar un comentario